París, 13 de Noviembre de 2015 |
Ha sido
en París pero sabemos que podría haber sido en otra ciudad. Sabemos ya que algo
parecido ocurrirá sin duda en algún otro lugar. Incluso a veces ignoramos que
está ya ocurriendo en otro lugar. No son atentados tan difíciles de preparar y de
realizar como los del 11S, pero están animados por una misma certeza, imposible
de comprender desde ese Otro lugar en el que nos seguimos creyendo. Y es una
certeza que se transmite como un reguero de pólvora de manera cada vez más
explícita en la Red utilizada por el Estado Islámico: es la batalla final, son
los signos claros del fin del mundo, el preludio de lo que otros llamaban
Apocalipsis. Bin Laden no solía mencionar el Apocalipsis. Por el contrario, los
fundadores del Estado Islámico se han referido a este momento final desde el
principio para situar el necesario e inevitable pasaje hacia el Otro lugar. Y en
esta batalla final, la ciudad siria de Dabiq, cerca de Alepo, es el lugar en el
que según la tradición se librará la batalla decisiva contra los “romanos”, los
del Otro lugar que se creen a salvo de ella. Ante esta certeza, la vida vale
exactamente lo que vale el pasaje al Otro lado. Y puede ser muy poco, sólo el
pellizco que se siente en el cuerpo al apretar el botón del chaleco-bomba y
hacerlo explotar en medio de la multitud. Sin miedo alguno. Podemos llamarlo
religión, pero sería un error creer que es algo parecido y simétrico a “nuestra
religión” —incluso la que no sabemos que profesamos— y que en todo esto se
trata, finalmente, de una “guerra de religiones”, incluso si lo llamamos “modos
de vida”. Más bien se trata de un “modo de morir” que nada tiene que ver con el
que la mentalidad occidental ha alimentado durante siglos para dar un sentido a
lo real de la muerte. En esto el yihadista gana de entrada, porque este pasaje
al Otro lado es para él un privilegio y un placer.
Entender
algo de este Otro modo de abordar lo real de la muerte es entonces cada vez más
indispensable para no perder cada batalla que se quiera final.
Referencias: