15 de juny 2023

Disolución - Refundación

 

Me toca bajar la persiana de la Sección Clínica de Barcelona.  No es de mi gusto, pero sé que es para que pueda abrirse otra persiana —otra, que sea distinta— dentro de un tiempo, un año, con un relevo y con otras perspectivas. La permutación es, como indicaba J.-A. Miller la semana pasada, una buena condición para nuestras instituciones y para su mejor funcionamiento. Y Lacan, en su famosa carta de disolución de la Ecole freudienne de Paris de enero de 1980, podía escribir: "No espero nada de las personas, y alguna cosa del funcionamiento”.

De momento, tenemos las consecuencias de una disolución que fue anunciada hace ahora un año para una refundación que deberá ser dentro de un año. El tiempo cronológico parece largo, pero tiene una duración subjetiva solo determinada por el tiempo lógico del colectivo tomado como un sujeto. Hay un sujeto transindividual, colectivo, que nos conduce y que sigue los tres tiempos indicados por Lacan. 

1. Instante de ver. La disolución de la SCB fue una decisión del director del Instituto del Campo Freudiano, J.-A. Miller, que fue refrendada por el conjunto de docentes y responsables de actividades de la ex-SCB, por unanimidad, el 18 de julio del año pasado. Fue, como indicó el propio J.-A. Miller un “acto suicida” seguido de “un acto de fe”. Hubo y sigue habiendo una diversidad de afectos al respecto: perplejidad, malestar, alivio, inquietud… Lo importante, sin embargo, está más allá de los afectos.

2. Tiempo de comprender. La disolución-refundación es un acto, del que sólo sabremos los efectos “après coup”. Llevamos un año para hacer efectivo ese acto, pero no es seguro que sea todavía un acto efectivo que lleve a una verdadera re-fundación. Hace falta un tiempo para comprender que no deberíamos ahorrarnos, que supone un trabajo que está todavía por hacer.

3. Momento de concluir, para producir un nuevo instante ver. La disolución debe ser la causa  de una refundación sobre nuevas bases, y la causa de una nueva transferencia de trabajo. Tenemos un año para producirlo, sólo eso nos llevará a un momento de concluir colectivo para refundar un movimiento instituyente de una enseñanza y una transmisión que esté a la altura del ICF. Es un trabajo necesario, pero no podemos saber ahora, todavía, si será posible ni suficiente para constituir estas nuevas bases. Veremos. Mañana la Comisión Campus expondrá los principios de las actividades para construir estas nuevas bases y podremos conversarlo.

 Quiero recordar ahora el punto de inflexión que precipitó este acto de disolución. Lo encontramos en la carta de J.-A. Miller del 8 de julio de 2022: "Las informaciones que he reunido me han convencido de que el funcionamiento de la SCB ya no responde a las normas del ICF. En consecuencia, he decidido disolver la Sección."

Está todavía por dilucidar qué quiere decir la primera frase que conduce a la segunda. No es seguro que todos y cada uno entendamos lo mismo. Se trata del funcionamiento y no de las personas. Se trata de la orientación, no de la administración o de la gestión (como fue en otros momentos de dificultad de la SCB). Hay que dilucidar también cuáles son "las normas" del ICF a las que la SCB no ha respondido. ¿Es la investigación? ¿Es la enseñanza?  En todo caso, es solo con este trabajo de dilucidación, que solo puede hacerse con y en el colectivo que era la SCB, que la Disolución podrá llevarnos a una Refundación en un nuevo lazo de trabajo. Es el trabajo que nos espera el próximo curso. Lo encaro con decisión, con la certeza de qué solo una discusión a cielo abierto y sin imposturas (más allá también del narcisismo de cada uno) podrá llevarnos a algún puerto, sea cual sea.

Recuerdo muy bien el mes de agosto de 1988 (pronto hará 35 años), cuando en plenas vacaciones estivales trabajábamos con J.-A. Miller en la construcción de la SCB, después de tres años de funcionamiento del Seminario del Campo Freudiano en Barcelona. Recuerdo estar traduciendo al castellano su "Prólogo de Guitrancourt" del 15 de agosto, con la idea clara de que era un texto fundante, no solo de la SCB sino de la extensión del ICF en otras ciudades del mundo. Fundante de un modo de enseñanza que era inédito, en cualquier universidad o instituto. Y recuerdo haberme detenido especialmente en este párrafo: 

«No existe paradoja en plantear que las exigencias más estrictas [del trabajo que supone la SCB, tal vez sean eso "las normas"] son para aquellos que se ponen a prueba en una función de enseñanza en el Campo Freudiano sin precedentes en su género, ya que el saber, si bien obtiene su autoridad por su coherencia, sólo encuentra su verdad en el inconsciente, es decir, por un saber en el que no hay nadie para decir "yo sé". Lo que se traduce en lo siguiente: que sólo se dispensa una enseñanza a condición de sostenerla por una elaboración inédita, por modesta que sea.»

Subrayo esta idea: un saber puede ser muy coherente y no tener efectos de verdad para el sujeto. Y si además es un saber incoherente (a veces ocurre) pues entonces menos todavía. Creo que estamos lejos de medir las consecuencias que tiene este párrafo en la lógica colectiva del grupo analítico (donde todos somos, de hecho, participantes). Después de 35 años, tengo la impresión de que en la SCB no hemos estado a la altura de estas consecuencias y que conviene, en efecto, disolver y refundar este espacio del ICF. Es la única razón que me llevó a votar la disolución-refundación.

Hoy, pues, la SCB se disuelve. El ICF en Barcelona se convierte en un conjunto vacío, una tabula rasa para inscribir este trabajo de disolución-refundación. He acompañado su trabajo desde el inicio como coordinador y como asesor (a partir de los cuatro años en los que me hice cargo de la presidencia de la AMP). 

Puedo decirles que acompañaré, como mejor sepa, el trabajo que nos queda por hacer en la Refundación deseada.

Solo me resta dar las gracias a todos aquellos con los que he colaborado en este trabajo desde el principio. Y dar paso a la conversación.

 

Miquel Bassols

14 de junio de 2023 



(Intervención en la jornada de clausura del curso 2022-2023 de la SCB)


08 de juny 2023

René Daumal i el saber

© René Daumal


(Français, Català, Castellano)


Propos de René Daumal à André Rolland de Renéville rapportés par Vera Daumal sur Le Mont Analogue:

« Je m'apprête à décrire, au cours des cinquième et sixième chapitres, l’expédition des quatre dégonfleurs.Tu te rappelles quau début, il y avait parmi les person­nages : Julie Bonasse, actrice belge, Benito Cicoria, tail­leur pour dames, Émile Gorge, journaliste, et Alphonse Camard, poète fécond, qui nous ont lâchés avant même de commencer. Cependant ils ont fini par déci­der un jour de s’embarquer de leur côté avec quelques- uns de leurs camarades, pour essayer de découvrir eux aussi le Mont Analogue, car ils étaient persuadés que nous les avions trompés, et que si nous étions partis à la recherche du fameux Mont, c’était dans l’espoir d’y trouver quelque chose d’autrement important qu’un type d’humanité supérieure. C’est pourquoi ils nous appelaient : “les farceurs”. Ils pensaient que cette mon­tagne devait recéler du pétrole, de l’or et d’autres richesses terrestres. Toutefois ils présumaient que ces trésors étaient jalousement gardés par un peuple auquel il s’agissait de les arracher. Ils équipèrent en conséquence un bateau de guerre muni de l’armement le plus moderne et le plus puissant, puis levèrent 1 ancre. Leur voyage se déroula à travers maintes péripéties, mais enfin ils parvinrent en vue du Mont Analogue, et s’apprêtèrent à faire usage de leurs armes. Toutefois, comme ils ignoraient les lois essentielles, ils furent arrêtés par un infranchissable tourbillon. Condamnés a tourner en rond, ils pouvaient cependant bombarder cette terre, mais tous leurs projectiles reve­naient vers eux, tels des boomerangs, de sorte que leur fin était dérisoire. Je veux m’étendre tout particuliè­rement pour finir sur une des lois du Mont Analogue : pour en atteindre le sommet, l’on doit aller de refuge en refuge. Mais avant de quitter un refuge, l’on a le devoir de préparer les êtres qui doivent venir y occuper la place que l’on quitte. Et ce n’est qu’après les avoir préparés, que l’on peut monter plus haut. C’est pour­quoi, avant de nous élancer vers un nouveau refuge, nous avons dû redescendre, afin d’enseigner nos pre­mières connaissances à d’autres chercheurs. »

(Les Monts Analogues de René Daumal. Gallimard, Paris 2021, p. 139)


* * *
 
Comentaris de René Daumal a André Rolland de Renéville transmesos per Vera Daumal a propòsit d’ El Mont Anàleg, novel·la inconclusa:
 
«Estic a punt de descriure, durant els capítols cinquè i sisè, l'expedició dels quatre trànsfugues. Recordes que, al principi, estaven entre els personatges: Julie Bonasse, actriu belga, Benito Cicoria, modista de dones, Emile Gorge, periodista, i Alphonse Camard, poeta prolífic, que ens va deixar fins i tot abans de començar? Tot i això, van acabar decidint un dia embarcar-se pel seu compte amb alguns dels seus companys, per intentar descobrir també el Mont Anàleg, perquè estaven convençuts que els havíem enganyat, i que, si anàvem a la recerca de la famosa Muntanya, era amb l'esperança de trobar-hi alguna cosa més que un tipus superior d’humanitat. Per això ens deien: "els farsants". Creien que aquella muntanya havia de contenir petroli, or i altres riqueses terrenals. No obstant això, presumien que aquests tresors estaven gelosament guardats per un poble a qui calia arrabassar-los. En conseqüència, van equipar un vaixell de guerra amb l'armament més modern i poderós, després van llevar àncores. El seu viatge va passar per moltes aventures, però al final van arribar a albirar el Mont Anàleg i es van disposar a fer servir les seves armes. No obstant això, com que ignoraven les lleis essencials, van ser aturats per un remolí infranquejable. Condemnats a donar voltes en rodó, no obstant van poder bombardejar aquella terra, encara que tots els seus projectils es van girar contra ells, com a boomerangs, de manera que el seu fi va ser irrisori. Vull aturar-me particularment per acabar en una de les lleis del Mont Anàleg: per arribar al cim, cal anar de refugi en refugi. Però abans de sortir d'un refugi tenim el deure de preparar els éssers que han de venir a ocupar el lloc que estem deixant. I és només després d'haver-los preparat, que hom pot pujar més amunt. Per això, abans de marxar cap a un nou refugi, vam haver de tornar a baixar, per ensenyar els nostres primers coneixements a altres investigadors.»
 

* * * 

 
Comentarios de René Daumal a André Rolland de Renéville transmitidos por Vera Daumal a propósito de El Monte Análogo, novela inconclusa:
 
«Estoy a punto de describir, durante los capítulos quinto y sexto, la expedición de los cuatro tránsfugas. ¿Recuerdas que, al principio, estaban entre los personajes: Julie Bonasse, actriz belga, Benito Cicoria, modisto de mujeres, Émile Gorge, periodista, y Alphonse Camard, poeta prolífico, que nos dejó incluso antes de comenzar? Sin embargo, acabaron decidiendo un día embarcarse por su cuenta con algunos de sus compañeros, para intentar descubrir también el Monte Análogo, porque estaban convencidos de que les habíamos engañado, y que, si íbamos en busca del famoso Monte, era con la esperanza de encontrar allí algo más que un tipo superior de humanidad. Por eso nos llamaban: "los farsantes". Creían que aquella montaña debía contener petróleo, oro y otras riquezas terrenales. Sin embargo, presumían que estos tesoros estaban celosamente guardados por un pueblo al que había que arrebatárselos. En consecuencia, equiparon un buque de guerra con el armamento más moderno y poderoso, luego levantaron el ancla. Su viaje pasó por muchas aventuras, pero al final llegaron a avistar el Monte Análogo y se dispusieron a usar sus armas. Sin embargo, como ignoraban las leyes esenciales, fueron detenidos por un torbellino infranqueable. Condenados a dar vueltas en redondo, pudieron sin embargo bombardear aquella tierra, aunque todos sus proyectiles se volvieron sobre ellos, como boomerangs, de modo que su fin fue irrisorio. Quiero detenerme particularmente para terminar en una de las leyes del Monte Análógo: para llegar a la cumbre, hay que ir de refugio en refugio. Pero antes de salir de un refugio, tenemos el deber de preparar a los seres que deben venir a ocupar el lugar que estamos dejando. Y es sólo después de haberlos preparado, que uno puede subir más arriba. Por eso, antes de partir hacia un nuevo refugio, tuvimos que volver a bajar, para enseñar nuestros primeros conocimientos a otros investigadores.»

22 de maig 2023

Notas sobre el Goce

 

 

Que suis-Je ? 

Je suis à la place d'où se vocifère que « l'univers est un défaut dans la pureté du Non-Être ». 

Et ceci non pas sans raison, car à se garder, cette place fait languir l'Être lui-même. Elle s'appelle la Jouissance, et c'est elle dont le défaut rendrait vain l'univers.

 

Jacques Lacan. Écrits, Ed. du Seuil, Paris 1966, p. 819.

 

 

Bien enrevesado te parecerá esto, lector. Pero, inocente como crees ser —tanto como creyente—, lo cargas a cuenta del Otro, a cuenta y a cargo del Otro que no existe (Dios, por ejemplo, pero también La mujer). Mejor, pues, que te hagas cargo de ello de una vez, en lugar de seguir creyendo en ello.

 

Veamos:

 

— No se trata de saber quién soy Yo (da igual, "Yo" es siempre un impostor, yo es siempre otro, como dice el poeta) sino qué soy Yo, es decir, qué es mi ser, qué es el Es freudiano (que traducimos del alemán como el Ello), donde Yo no piensa ser, allí donde Yo ya no puede pensarlo.

— Pues, qué eres, no te lo responderá, el Ello que te hace la pregunta a ti, a ti que debes responder, te pongas como te pongas.

— Él te dirá sólo, si sabes leerlo, dónde estás, en qué lugar, en lugar de qué.

—Y te lo dirá desde el lugar, allí donde tú eres sin pensártelo.

— ¿Y qué te dice? Que eres en el lugar de una voz, de un objeto al fin y al cabo, que te habla en voz tan baja como la voz de la razón. Tan baja pero tan insistente también.

- ¿Y qué te dice la voz? (No es sólo que se lo diga a cualquiera, es que ahora te lo dice a ti).

—Dice —es una cita de Paul Valery— que «el universo es un defecto en la pureza del No Ser». Pues sí, es sólo por la voz de Otro que te lo dice. El Otro que no existe, pero que, sin embargo, te habla, que se dirige a ti.

— Es decir, que primero era el No Ser, que, puestos a decir, es como si no fuera nada, nada de nada. No quieras ni imaginarlo, es imposible. Es decir, es real.

— Sólo puedes pensarlo y decirlo en la forma de un mito (como el que sostiene la ciencia misma, mal que le pese; leed, si no, la Física de hoy). Es el mito de lo que era antes del Big Bang, por ejemplo, antes del tiempo, antes de que hubiera "antes" ni "después". Donde ello era —y siempre era— la pureza del No Ser.

— Y después, precisamente después: al No Ser le ha faltado algo. Nada, un pequeño defecto (o grande, ¡vete a saber!), alguna cosa no más, no más, pero más que nada (no-res i res en catalán dicen casi lo mismo).

— ¡Vaya por Dios! Me doy cuenta ahora de que Res (Nada en catalán) se escribe al revés que Ser (en castellano y en catalán). Contingencias de la letra, del ser de la letra a través de las lenguas.

— Y es por este defecto del No Ser que el universo comienza a Ser.

— Y esto es el universo: un defecto en la pureza del No Ser. Una casualidad sin causalidad, dicen hoy los físicos, los de la Física, la mejor ciencia (y quizás la única que merece este nombre).

—Esto es lo que la voz te dice que es el universo, pero no todavía lo que es Yo, ese Yo que ya te habla. Es que te habla desde allí, desde el lugar de un defecto en la pureza del No-Ser.

— Y tiene toda la razón, (mejor dicho, la tiene siempre no-toda, pero suficiente para que lo escuches). Tiene razón porque es sólo desde el No-ser, desde el des-ser, que el ser puede hablarte, como un defecto del No-Ser. Si no fuera así, no te diría nada, no te hablaría. Sólo te habla si lo preservas como tal, como des-ser, como el lugar del ser, vacío. Es sólo por el hecho de preservarse (en francés: se garder) que este sitio te habla, como des-ser.

— Y es este des-ser que hace languidecer al Ser mismo, cualquier ser que sea. Cada ser lleva la marca de este defecto, en el no-ser estando, desde ese sitio estando. (En castellano podemos servirnos de la diferencia entre ser y estar de manera muy eficiente).

— Si este des-ser no fuera, si hiciera falta esa falta misma, entonces el universo sería en vano. La angustia-de-ser es eso: cuando la falta te falta, cuando te hace falta la falta.

— Y ahora démosle el nombre que más le conviene, a ese lugar del ser que te habla, (en voz baja, pero te habla).

— El nombre que más le conviene (si encuentras otro, ya me lo dirás) es éste: "el Goce". En mayúscula (como hacía el poeta Foix): Goce, nombre propio, nada común.

— (Nota: el poeta Enric Casasses te ha propuesto otra traducción en catalán que no es “Gaudi”; prefiere el “Joi” de los trovadores. Piensa en ello, porque dice "Jo-i", es decir, en castellano “Yo-y”).

—Eso sí es, el Goce. Y si no fuera, es el propio universo el que sería en vano. Quizás lo sea, en vano. Sólo que el Goce —el Ello de Freud— no es en vano. Y esto excluye la posibilidad de que el universo sea en vano. Es necesario, pues, que te hagas cargo de él.

— El Goce no es en vano porque se te impone, lo quieras o no, lo sepas o no (de hecho, nunca lo sabes, no del todo, al menos).

— El Goce te exige que respondas, que respondas por él, que te hagas cargo de él. Y es por eso que no es en vano. Y si lo fuera, el universo lo sería también.

— Así pues, es necesario que elijas, que lo decidas, que te decidas. O bien el Goce no es en vano, o bien es el universo el que es en vano.

— Es una elección donde te juegas la vida, sin sentido alguno. Como quien tira los dados al azar y sabe que debe responder por lo que salga. Y debe responder no al azar, sino con determinación, como se suele decir.

—Así pues, del Goce, —del Goce que si no fuera haría vano el universo— de ese Goce que sí es, de este Goce tienes que hacerte cargo, lo quieras o no.

— Esto no es ninguna "metafísica", ni tampoco ninguna tontería, como piensa el cientificismo más cretino, el que hace que la ciencia sea, en definitiva, en vano. Al cientificismo, esto le parece una tontería. A la ciencia no debería parecérselo.

— No es ninguna metafísica, no es tampoco ninguna ciencia posible, no todavía, al menos.

— Es, eso sí, una ética, y muy pragmática. Y también una política. La política del psicoanálisis, al menos.

— Y ahora, si has llegado hasta aquí, si has llegado al lugar desde donde el Goce te habla, desde el des-ser, ahora di.

— ¡Ahora habla! ¡Ahora haz, haz como eres! (En catalán, "Fes com ets" tiene dos sentidos: “Haz tal como eres”, imperativo de "hacer", y “Hendido como estás”, escindido, objeto y sujeto dividido a la vez: a -->$).

 

— Y ahora puedes traducir también este pequeño párrafo de Lacan en tu idioma (Adjunto la traducción al catalán y la traducción conocida al castellano):

 

Què soc Jo?

Soc en el lloc d'on es vocifera que «l'univers és un defecte en la puresa del No-Ésser».

I això no pas sense raó, atès que en preservar-lo, aquest lloc fa llanguir l'Ésser mateix. S'anomena el Gaudi, i és el seu defecte que tornaria va l'univers.

 

¿Qué soy Yo [Je]? 
Soy en el lugar desde donde se vocifera que "el universo es un defecto en la pureza del No Ser". 
Y esto no sin razón, pues de conservarse, ese lugar hace languidecer al Ser mismo. Se llama el Goce, y es aquello cuya falta haría vano el universo. 

 

 

21 de mayo de 2023

21 de maig 2023

Notes sobre el Gaudi

 

 

Que suis-Je ? 

Je suis à la place d'où se vocifère que « l'univers est un défaut dans la pureté du Non-Être ». 

Et ceci non pas sans raison, car à se garder, cette place fait languir l'Être lui-même. Elle s'appelle la Jouissance, et c'est elle dont le défaut rendrait vain l'univers.

 

Jacques Lacan. Écrits, Ed. du Seuil, Paris 1966, p. 819.

 


Ben enrevessat et deu semblar això, lector. Però, innocent com et creus —tant com creient—, ho carregues a compte de l'Altre, a compte i a càrrec de l'Altre que no existeix (Déu, per exemple, però també La dona). Millor, doncs, que te'n facis càrrec d'una vegada, en lloc de seguir-hi creient.

 

Vegem:

 

— No es tracta de saber qui soc Jo (tant li fa, "Jo" és sempre un impostor, jo és sempre un altre, com diu el poeta) sinó què soc Jo, és a dir, què és el meu ésser, què és l'Es freudià (que traduïm de l’alemany com l'Allò), allà on Jo no pensa ser, allà on Jo ja no pot pensar-ho.

— Doncs, què ets, no t'ho respondrà pas, l'Allò que et fa la pregunta a tu, a tu que has de respondre, t'hi posis com t'hi posis.

— Ell et dirà només, si saps llegir-lo, on ets, a quin lloc, en lloc de què.

— I t'ho dirà del lloc estant, allà on t'ets sense pensar-t'ho.

— I què et diu? Que ets al lloc d'una veu, d'un objecte al capdavall, que et parla en veu tan baixa com la veu de la raó. Tan baixa, però tan insistent també.

— I què et diu la veu? (No és només que ho digui a qualsevol, és que ara t'ho diu a tu).

— Diu —és una citació de Paul Valery— que «l'univers és un defecte en la puresa del No-Ésser». Au, és només per la veu d'un Altre que t'ho diu. L'Altre que no existeix, però que, tanmateix, et parla, que s’adreça a tu.

— És a dir, que primer era el No-Ésser, que, posats a dir, és com si no fos res, res de res. No t'ho vulguis ni imaginar, és impossible. És a dir, és ben real.

— Només pots pensar-ho i dir-ho en la forma d'un mite (com el que sosté la ciència mateixa, mal que li pesi; llegiu, si no, la Física d'avui). És el mite d'allò que era abans del Big Bang, per exemple, abans del temps, abans que no hi hagués "abans" ni "després". Allà on allò era —i sempre era— la puresa del No-Ésser.

— I després, precisament després: al No-Ésser li ha faltat alguna cosa. No res, un petit defecte (o gran, ves a saber!), alguna cosa només, no més, però més que no-res. 

— I és per aquest defecte del No-Ésser que l'univers comença a Ésser.

— I això és l'univers: un defecte en la puresa del No-Ésser. Una casualitat sense causalitat, diuen avui els físics, els de la Física, la millor ciència (i potser l'única que mereix aquest nom).

— Això et diu què és l'univers, però no encara què és Jo, aquest Jo que ja et parla. És que et parla d'allà estant, del lloc d'aquest defecte en la puresa del No-Ésser.

— Doncs allà ets, d'allà estant, al lloc d'aquesta veu. (Ho veus? Ho veus de sentir-ho, només).

— I té tota la raó, (més ben dit, la té sempre no-tota, però suficient perquè ho escoltis). Té raó perquè és només del No-Ésser estant, del desésser estant, que l'ésser pot parlar-te, com un defecte del No-Ésser. Si no fos així, no et diria res, no et parlaria. Només et parla si el preserves com a tal, com a desésser, com el lloc del desésser, buit. És només pel fet de preservar-se (en francès: se garder) que aquest lloc et parla, com a desésser.

— I és aquest desésser que fa llanguir l'Ésser, qualsevol ésser que sigui. Cada ésser porta la marca d'aquest defecte, del no-ésser estant, del seu lloc estant. (Curiós, això del No-Ésser estant només ho saps dir en la teva llengua).

— Si aquest desésser no fos, si fes falta aquesta falta mateixa, aleshores l'univers seria debades. L'angoixa-de-ser és això: quan la falta et falta, quan et fa falta la falta.

— I ara donem-li el nom que més li convé, a aquest lloc del desésser que et parla, (en veu baixa però et parla).

— El nom que més li convé (si en trobes un altre, ja me'l diràs) és aquest: "el Gaudi". En majúscula (com feia Foix): Gaudi, nom propi, gens comú. 

— (Nota: l’Enric Casasses te n’ha proposat una altra, de traducció: el “Joi” dels trobadors. Pensa-hi, perquè hi diu “Jo-i”).

— Això sí que és, el Gaudi. I si no fos, és l'univers mateix que seria debades. Potser ho és, debades. Només que el Gaudi —ell, l'Allò de Freud— no ho és, debades. I això exclou la possibilitat que l'univers sigui debades. Cal, doncs, que te'n facis càrrec.

— El Gaudi no és debades perquè se t'imposa, ho vulguis o no, ho sàpigues o no (que més aviat no ho saps mai, no del tot, si més no). 

— El Gaudi t'exigeix que responguis, que responguis per ell, que te'n facis càrrec. I és per això que no és debades. I si ho fos, l'univers també ho seria.

— Així doncs, cal que escullis, que ho decideixis, que et decideixis. O bé el gaudi no és debades, o bé és l'univers que ho és, debades.

— És una elecció on t'hi jugues la vida, sense cap mena de sentit. Com qui tira els daus a l'atzar i sap que ha de respondre pel que surti. I ha de respondre no pas a l'atzar, sinó amb determinació, com diem.

— Doncs, del Gaudi, —del Gaudi que si no fos faria que l'univers fos debades— d'aquest Gaudi que sí que és, d'aquest Gaudi te n'has de fer càrrec, ho vulguis o no.

— Això no és cap "metafísica", ni tampoc cap collonada, com pensa el cientificisme més cretí, el que fa que la ciència sigui, al capdavall, debades. Al cientificisme, això li sembla una collonada. A la ciència no li ho hauria de semblar, una collonada.

— Això no és cap metafísica, no és tampoc cap ciència possible, no encara, si més no. 

— Això és, però, una ètica, i ben pragmàtica. I també una política. La política de la psicoanàlisi, si més no.

— I ara, si has arribat fins aquí, si has arribat al lloc d'on el Gaudi et parla, del desésser estant, ara digues. 

— Ara parla! Ara fes, fes com ets! ("Fes" té aquí dos sentits: imperatiu de "fer" i adjectiu de "fendre", objecte i subjecte dividit alhora: a -->$).

 

— I ara pots traduir també aquest petit paràgraf de Lacan en la teva llengua:

 

Què soc Jo?

Soc en el lloc d'on es vocifera que «l'univers és un defecte en la puresa del No-Ésser».

I això no pas sense raó, atès que en preservar-lo, aquest lloc fa llanguir l'Ésser mateix. S'anomena el Gaudi, i és el seu defecte que tornaria va l'univers.

 

 

21 de maig de 2023

 

 

 

10 de maig 2023

El cártel como arma de la política de la Escuela

Los fractales son mucho más que una coliflor

Es la feliz expresión con la que se nos ha convocado a esta conversación sobre la función del cártel en la Escuela y en la enseñanza de Lacan (1). Van aquí solo unas notas rápidas que deberían ser desarrolladas y conversadas más detenidamente.

Partamos de una constatación social que sigue un principio entrópico. Se habla, por ejemplo, de una “ciudad entrópica” para señalar la inercia que podría de manifiesto el fin o la privatización de su espacio público. Los vínculos sociales tienden, por su propia inercia, a una degradación aísla a los individuos en un espacio cada vez más privado. Del mismo modo, podemos decir que todo grupo humano tiende a convertirse en una serie de individuos aislados, de “unos solos”. En una institución esta inercia lleva a la creación de una jerarquía que Jacques Lacan denominó en su momento como las  Suficiencias, que terminan por no hablarse entre ellas. El texto donde introduce este término es, precisamente, Situación del psicoanálisis y formación del psicoanalista en 1956, que él mismo evocó como un antecedente necesario para leer su “Proposición del 9 de octubre sobre el psicoanalista de la Escuela”, con la propuesta del dispositivo del pase en su Escuela, modo radical de distinguir los grados de las jerarquías. Y ello a contracorriente del principio entrópico que conduce al mutualismo de las Suficiencias, “grado único de la jerarquía psicoanalítica”(2). Este texto es, en efecto, un antecedente del dispositivo del pase, pero también del dispositivo del cártel, el otro pie sobre el que se fundamenta la experiencia de la Escuela.

En ese texto, y a propósito de la institución analítica, Lacan reparte los lugares estructurales del grupo humano. Las Suficiencias y los Zapatitos —los que no son las Suficiencias, “un buena analizado no hace preguntas”— son dos columnas de silencio.  Existen además los Bien-necesarios —los que “toman el uso de la palabra”— y las Beatitudes, que son “los portavoces de las Suficiencias”. Pero es para no decirse nada, solo verifican que el canal de la palabra está allí para guardar silencio sobre lo esencial. Esta es la inercia, digamos “natural”, del grupo humano.

El cártel es el invento de Lacan para contrariar esta inercia. Podemos escribir su estructura  general con la fórmula + 1, siendo un número cualquiera de individuos y +1 la función lógica que contraría esta inercia. La forma más habitual que damos al cártel es  4 + 1. El “más uno” es el que rompe esa serie que tiende al grupo, apuntando a la singularidad de cada uno, a lo que queda fuera de serie. Es designada también por Lacan como una “infinitud latente”, que infinitiza esa serie  sin permitir que se cierre sobre sí misma. Pero también  podríamos hablar de la serie de +1 en una institución. ¿Pueden los +1 hacer una serie de singularidades sin volverse Suficiencias? Se plantea así una paradoja, porque no es pensable un +1 que lo fuera, por decirlo así, al cuadrado, como un +1 de la serie de +1. Lo que nos llevaría a una fuga al infinito buscando el +1 que cerraría esa serie. La serie de +1 es una serie singular, sin una ley ni un conjunto previo que pueda definirlo. Su función es inherente a lo que queda fuera de serie. 

Este sería, por otra parte, el ideal de una Escuela, si el término “ideal” no nos repugna por ser, precisamente, demasiado ideal: una serie de más unos que rompan la inercia de la serie en cada momento. Dicho de otro modo: una Escuela en la que cada uno sea un más uno para cada uno de los otros. Es, de hecho, la única reciprocidad posible en la experiencia de la Escuela. Si es la única reciprocidad posible, entonces es una reciprocidad necesaria —a falta de cualquier otra— para que cada uno no se quede en su propia inercia de Uno solo. 

No basta con decirlo, hay que ponerlo en acto, para que no quede, precisamente, como un ideal.

Surge, entonces, un problema: no hay modo de regular con una norma previa esta serie sin ley de +1, necesaria para la experiencia de la Escuela. Solo hay modos de causarla a partir de ciertas condiciones mínimas. La función del +1 es  así un modo de causar el efecto sujeto para que cada uno responda según su singularidad. Es por ello que Lacan redujo al máximo la “normatividad” del cartel en la Escuela. 4 + 1. Y la introducción de permutaciones entre los distintos carteles cada tanto.

El más uno como “infinitud latente”, a contracorriente de la inercia del grupo, somo forma de tratar lo real del grupo, es una función parecida a la de una asíntota. Debe mantener una suerte de asíntota para que el cartel no haga el salto a un grupo, para que no cristalice en un efecto de grupo, ya sea en la forma de un grupo de estudios, o un grupo de supervisión institucional.

Señalo entonces estas condiciones de existencia del cártel en una Escuela digna de ese nombre:

— Es la célula elemental de una estructura que permita desplegar la experiencia de la Escuela-sujeto. “Célula elemental” es también el término utilizado por Lacan al situar el grafo del deseo en su forma no desplegada. La célula elemental está en el principio del esquema de la retroacción del significante.

— Es una célula elemental que se reproduce —a modo de un fractal— en la experiencia misma de la Escuela en su conjunto, en cada uno de sus niveles y registros. Y ello de un modo horizontal, no vertical y jerárquico.

— Es una célula con un número reducido de integrantes: 4+1. Pueden ser más, o menos. Pero algo parece cierto: a partir de cierto número la experiencia se convierte en mucho más compleja. No es algo cuantificable.

— ¿Es preferible la experiencia en un alcance reducido? Una gran extensión hace más difícil mantener la intensión.

— Un gran número de carteles en una Escuela no es necesariamente mejor. Es una cuestión de cualidad. ¿Qué produce cada miembro del cartel por este medio? ¿Se ofrece o no a una crítica recíproca? ¿Modifica o no la experiencia de la Escuela para cada uno de sus miembros?

— Hay un sujeto supuesto al saber en este trabajo de cada uno, un sujeto que el +1 debería causar, pero sin encarnarlo él mismo. A veces puede resultar muy difícil, otras veces sucede sin forzar nada.

— El motor del cartel es la transferencia de trabajo: recíproca pero no simétrica. Es, de hecho, una reciprocidad que rompe la reciprocidad simétrica, cosa nada usual. Es una reciprocidad fuera de la lógica en la que cada Uno tiende a hacerse Otro del Otro.

— Precisamente, para el más uno no se trata de hacerse Otro del Otro desde una posición de amo, S1, o de saber, S2, sino de situarse en el lugar de agente provocador de la serie, en el lugar en el que se descompleta como Uno. El más uno mantiene así abierto el lugar del significante de la falta del Otro sin —S(%)— sin tener que producirlo.

— Una última observación sobre el cartel y su dimensión política, «más allá» de la Escuela. Puede ser también la célula elemental de una acción política que no quede reducida a la figura del líder de una masa, en una estructura vertical y jerárquica. El más uno “horizontaliza” la estructura del grupo para hacer valer la dimensión del grado sobre la jerarquía. Lo que está todavía por verificar en una experiencia más allá de la Escuela sujeto como tal.



[1] Intervención en el espacio «Conversaciones sobre el cártel» de la Comunitat de Catalunya de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis, el 31 de enero de 2023. 

[2] Lacan, J., Escritos. Ed. Siglo XXI, México 1984, p. 457: “Por eso daremos el nombre de Suficiencia al grado único de la jerarquía psicoanalítica”.

20 d’abril 2023

En la boscúria, a l'Ateneu Santfeliuenc


Trobada i conversal'Ateneu Santfeliuenc, «Quin és el significat de Boscúria?».

Podeu escoltar la intervenció a Youtube.


En Jaume Grau Massalleras en fa una bona ressenya. Heus-la ací:



«Ens hem endinsat en el bosc de l'inconscient de la mà d’en Miquel Bassols, en un intrèpid viatge que sempre porta més lluny que la passejada diumengera del turista ocasional.

Miquel Bassols és psicoanalista, membre de l’Escola Lacaniana de Psicoanàlisi i de l'École de la Cause freudienne. Doctorat pel Departament de Psicoanàlisi de la Universitat de París 8 i docent de la Secció Clínica de Barcelona (Institut du champ freudien). Ex-president de l'Association Mondiale de Psychanalyse (2014-2018). Ha impartit cursos i conferències a diversos països d'Europa i Amèrica.

Fidel a l’axioma lacanià segons el qual l'inconscient està estructurat com un llenguatge, ha iniciat el viatge a través de la selva dels símbols de “la natura perduda de les coses”, que és el subtítol que du el seu llibre Boscúria, Símbol editors, 2021. Bassols comença palesant la íntima relació entre natura (physis) i llenguatge (logos): la llengua no és una simple representació, sinó que crea una realitat. Amb paraules del poeta Perejaume, “el llenguatge no és més que una altra terra”. A partir dels viatgers romàntics, s’ha anat conformant una idea de natura i paisatge que ha arribat fins als nostres dies amb la forma de translació de “bombolles de llenguatge”, que així és com defineix el turisme actual. Bassols afirma que “ningú no se’n va a la muntanya sense la motxilla d'un relat, una motxilla més o menys carregada, ja sigui de llibres llegits, de pel.lícules vistes, de quadres coneguts, o de tot allò que d’altres -amics, avis, pares o germans- te n’han explicat”; enfront de la moda occidental de “fer el cim”, contraposa la tradició oriental de voltar la muntanya. Travessant un llindar imprecís (“un llindar mòbil” diu Perejaume), ens hem trobat de cop dins del bosc, amb la seva munió d’éssers feréstecs, que Bassols assimila a l'inconscient. I, en un clar d'aquest bosc, amb la cabana de Heidegger a Todtnauberg, la petita cabana improvisada de Dersú Uzalà, fins i tot “el que l'infant construeix al seu llit amb un llençol agafat a la capçalera per tal de fer-s'hi un clos”. A partir de la síndrome de la cabana, des d’el punt de vista de la psicoanàlisi, hem arribat al confinament que tots hem patit, amb les seqüeles que ens ha deixat, encara no totes ben conegudes. També hem parlat del conflicte entre el tractament institucional del bosc i la natura i els seus habitants més propers, com a conseqüència de normatives basades en ideologies amb un vernís suposadament ecologista que poc compta amb la gent del territori.

Idees, pensaments, suggestions, fruit de la lectura tranquila d'un llibre que s'ha de llegir lentament, al pas del badoc que no corre perquè no té cap pressa per arribar enlloc.»

Jaume Grau Massalleras

Video a YouTube del Cafè filosòfic

https://www.youtube.com/watch?v=EYASTL5S6aA


Galeria d'imatges

https://ateneusantfeliuenc.cat/cafe-filosofic-57-boscuria-amb-miquel-bassols/

Tot plegat realitzat per l'Aleix Mestres

18 de març 2023

Neurología versus Psicoanálisis (Hervé Castanet)



Prólogo (fragmento) a Neurología versus Psicoanàlisis, de Hervé Castanet,
Grama - Navarin, Buenos Aires 2023.


El viejo sueño de La Mettrie con su hombre máquina del siglo XVIII parece imponerse hoy como la realización de un deseo humano, demasiado humano. Es el sueño de reducir todos los ámbitos de la vida del ser hablante a un soporte material que explique su causa y su sentido, la razón de su malestar y los modos de curarlo. Y es un sueño que se está convirtiendo ya en pesadilla para el sujeto de nuestro tiempo, porque alimenta todavía más el retorno de lo que deja de lado, el sinsentido que está en el corazón de ese sueño y de esa empresa.  

Este libro de nuestro colega Hervé Castanet plantea los términos en los que se juega la batalla que el psicoanálisis mantiene en el siglo XXI con la imagen rediviva del sueño de La Mettrie, un retoño de la técnica que se ha independizado de la propia ciencia y que lleva hoy el nombre de “el hombre neuronal”. Este nombre —tal como recuerda muy bien el autor de estas páginas— le fue dado hace años precisamente por un psicoanalista, Jacques-Alain Miller, en su conversación con el neurocientífico Jean-Pierre Changeux, que lo adoptó gustoso para definir su proyecto. La paradoja es que el proyecto del hombre neuronal quiere hoy reducir al silencio el discurso del psicoanálisis, ya sea en las Universidades como en la clínica. Y en contra de las errancias de la tecnociencia de nuestro tiempo, Hervé Castanet quiere dar aquí de nuevo la palabra al psicoanálisis —el de Freud, el de Lacan— para sostener un debate en el que se juega su destino. 

El debate no es aquí sobre la eficacia terapéutica de los distintos métodos —que los evaluadores ya han declarado, a falta de datos concluyentes, que se salda con un pobre empate— sino que sucede por en tero en el campo que siempre debería antecederle, el de los “conceptos contra conceptos”. La verdadera cuestión es, pues, epistemológica y, por ende, finalmente ética. Es decir, el debate es sobre la elección que el sujeto de nuestro tiempo hace en su forma de vivir y de gozar, de tratar lo más real de su ser. O bien este ser se reduce a un organismo explicado por leyes mecánicas, o bien solo se entiende en un campo del lenguaje irreducible a esas leyes. Y se aborda entonces de manera decidida un nuevo real —es lo real del psicoanálisis del siglo XXI— que surge de las leyes del lenguaje en su modo de parasitar el cuerpo del ser hablante.

Al lector le agradará entonces no encontrar en estas páginas ni una sola estadística, ni un solo argumento cuantitativo sesgado por la ideología de la evaluación. Y sí encontrar los argumentos más sólidos de una epistemología surgida de la pregunta que Jacques Lacan lanzó ya en la contratapa de sus Escritos: “¿Qué es una ciencia que incluya al psicoanálisis?” Y le agradará encontrar también las referencias a Georges Canguilhem o a Gaston Bachelard, en una demostración epistemológica que va en contra de los presupuestos de la ideología que hoy se reviste con el prefijo “neuro-” para darse una apariencia científica. En este punto, Hervé Castanet constata un hecho que se va abriendo paso para algunos estudiosos de las neurociencias de hoy: “La tesis neuro sorprende por su pobreza conceptual.” 

Y es que los avances tecnológicos con los que se nutre dicha tesis, ya sea con el procesamiento de datos informáticos o con los nuevos equipos de observación no invasiva del organismo humano, no van acompañados de los avances conceptuales que deberían guiar sus aplicaciones clínicas. Más bien al contrario, la fascinación ejercida por la reducción de lo mental a un mecanicismo —electroquímico o genético— oculta de manera creciente el orden de causalidad que está en juego en el ser hablante. Y oculta igualmente la razón por la que quedan inexplicados, sumidos en la bruma de los llamados “fenómenos emergentes”, dos campos fundamentales de la experiencia humana como son el lenguaje y la conciencia. Ni un solo avance se ha dado de manera consistente para explicar ninguno de los dos, el primero simplemente porque escapa a su dominio, el segundo porque se muestra como un puro fantasma. Dicho de una manera más directa: ninguna resonancia magnética dará nunca cuenta de las resonancias semánticas con las que el ser hablante se encuentra tocado, siempre de manera singular, por el significado de una palabra y por el hecho de creerse consciente, de manera transparente, de sí mismo. Sobre este punto, el neurocientífico más honesto llega siempre a decir en un momento u otro: “eso es algo que cae fuera de mi campo”.

En realidad, si uno repasa los textos más actuales sobre los aportes de las neurociencias al tratamiento de los síntomas y del sufrimiento mental, no puede concluir en ninguna causalidad mecanicista. Como máximo, en las pruebas obtenidas por medio de la tecnología de imágenes cerebrales, encontrará solo la constatación  de un “correlato” entre la activación de procesos neurológicos y los pensamientos de un sujeto de la palabra irreducible a una causalidad definida por ellos.

Desde esta perspectiva, Hervé Castanet aborda, de manera tan clara como precisa, dos de los forzamientos mayores que las neurociencias hacen hoy de su tesis para intentar explicar lo que queda fuera de su campo: la epigenética y la plasticidad neuronal.

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