Notas para el 2º Encuentro de la ELP sobre "La Acción lacaniana en lo social".
Entrevista publicada en The Wannabe, boletín digital de la Nueva Escuela Lacaniana.
Entrevista publicada en The Wannabe, boletín digital de la Nueva Escuela Lacaniana.
1. ¿Cómo se entiende "hoy" la ACCIÓN
LACANIANA? ¿Cuándo una práctica orientada analíticamente deviene Acción
Lacaniana?
Conviene en primer lugar situar el contraste
entre el término "acción" y el término "acto". Son dos
términos que Lacan distinguió muy bien en la clínica y esta distinción está en
el principio del término "acción lacaniana" acuñado por Jacques-Alain
Miller hace ya más de una década. Fue comentado por él al final de su curso del
año 2003 sobre "Un esfuerzo de poesía".
Encontramos allí la necesidad lógica y ética de
situar el lugar del analista en la sociedad de nuestro tiempo en una posición
de exterioridad, de "extimidad" incluso, en relación a los
significantes amo de la época, ya sean los que orientan el control del vínculo
social, los que rigen las identificaciones grupales o los que ordenan la
justicia distributiva. Por un lado, en su práctica el psicoanalista se sustrae
necesariamente como sujeto al vínculo social habitual, y ello es así por la
naturaleza misma del discurso analítico que pone siempre en cuestión al
significante amo en posición de agente. En el acto analítico propio de su
práctica, el analista no ocupa el lugar de sujeto sino de objeto, de
"semblante de objeto" como solemos decir. En realidad, como indica
Lacan, no hay propiamente sujeto agente del acto, el sujeto es siempre un
efecto a posteriori del acto que lo modifica. El verdadero
agente del acto es el objeto causa del deseo que divide al sujeto, el
analizante, el único sujeto que tiene lugar propiamente en el vínculo
analítico.
Pero entonces, es absolutamente necesario situar
las consecuencias éticas de esta posición en el discurso y en el medio social
con la pregunta con la que Jacques-Alain Miller subrayó la significación del
término: "Se plantea la pregunta de saber qué puede tener lugar, al lado
del acto psicoanalítico, como acción psicoanalítica o incluso, me atrevo a
decir, como acción lacaniana, que da en la sociedad a este acto
psicoanalítico las consecuencias que puede tener".
El término de acción, que Lacan distinguió en
primer lugar de cualquier idea de actividad motriz, viene aquí a situarse en el
otro plato de la balanza del acto analítico. La acción lacaniana es la
consecuencia del acto analítico en el registro del vínculo social, es la consecuencia
necesaria de la posición que el analista sostiene en el acto analítico, una
posición que casi podríamos definir como a-social, marcando
la a del objeto. Si en el acto analítico, en la privacidad del
vínculo de la transferencia, el analista sostiene el lugar de objeto a,
en la acción social sostiene sin duda el lugar de sujeto, diré incluso el lugar
del analizante, del analizante más experimentado posible. El AE (Analista de la
Escuela) debe ser en la acción social un Analizante Experimentado, por decirlo
así, sabiendo extraer en cada caso las últimas consecuencias de lo que ha sido
su propia experiencia analítica en la que ha ocupado el lugar de sujeto
analizante.
La acción lacaniana debe sacar así las
consecuencias prácticas, en cada coyuntura y problemática social, de lo que el
acto psicoanalítico pone en juego en la práctica analítica. No es pues una
acción dirigida por una ética de las intenciones, más o menos buenas, más o
menos fundadas en el ideal del bienestar social, sino una ética de las consecuencias,
no siempre fáciles ni agradables de extraer, de la función que el objeto causa
del deseo tiene para cada sujeto.
2. ¿Cual es la Política que nos orienta desde la
AMP respecto a la ACCIÓN LACANIANA?
Contamos en la AMP, desde el año 2000, con el así
llamado "Comité de Acción" de la Escuela Una. Siguiendo la lógica y
la distinción entre acto y acción que acabo de indicar, tienen también una
doble función. El Comité de Acción debe suscitar el debate en la comunidad
internacional, debe situar los temas cruciales para el psicoanálisis y la época
y definir un programa que provoque la reflexión. Por otra parte, el Comité se
concentra en acciones precisas asumiendo una función de evaluación critica de
las actividades fundamentales de las Escuelas y de la AMP.
Desde el pasado mes de Abril, el nuevo Comité de
Acción se ha puesto en marcha con la creación de una serie de Observatorios
impulsados por sus siete integrantes, con los siguientes temas y frentes de
acción en los que debemos incidir desde las Escuelas de la AMP:
— Las políticas llamadas "de género" y
la Biopolítica. Se trata de incidir en las políticas actuales que hay en cada
lugar sobre temas como el matrimonio igualitario, el transexualismo, los
cambios de sexo en los niños y adolescentes, la adopción en matrimonios
homosexuales, con todas las legislaciones que se están produciendo en el campo
médico y de la salud en relación a ellos. Hemos visto ya la importancia que ha
tenido la acción de miembros de la Escuela, por ejemplo en Francia, a propósito
de las legislaciones del matrimonio entre homosexuales.
— Las políticas del autismo. La batalla del
autismo ha tenido también episodios de primer orden e importancia en diversos
lugares como España, Francia, Colombia… donde los miembros de la AMP han conseguido
modificar con su acción políticas que pretenden reducir el sujeto llamado
"autista" a una suerte de híbrido entre un sistema cibernético y un
perro de Pavlov. Es una batalla que se proseguirá.
— Las incidencias de la genética y de la ciencia
en la clínica actual. El cientificismo ha venido a ocupar en muchos lugares y
momentos el lugar del sujeto supuesto saber que antes cumplían otros discursos,
desde el religioso o el mismo de la política. La genética y las neurociencias
plantean nuevas problemáticas en las que el discurso analítico debe tomar
partido de manera consecuente con el lugar que tiene en ellas el sujeto del
inconsciente.
— Las legislaciones en el campo de las
psicoterapias. Aquí se trata de mantener la especificidad de la práctica analítica
en el campo de las psicoterapias en coyunturas muy distintas. Recientemente,
hemos visto la importancia decisiva que ha tenido la acción de miembros de la
AMP en Bélgica a propósito de las legislaciones que se programaban en este
campo y cómo han sabido mantener la especificidad del psicoanálisis en él.
— Las incidencias del segregacionismo
contemporáneo. Los diversos fenómenos de segregación, tal como Lacan anticipó
ya en los años sesenta, se extienden de manera creciente en todas partes y en
las realidades sociales más diversas. El psicoanálisis sabe que el ideal de
integración que gobierna muchas veces las políticas sociales tiene siempre una
contrapartida difícil de tratar en las diversas formas de segregación que se
producen.
— Sobre el control y la garantía. Se trata aquí
de la función crítica de la propia práctica analítica en nuestras Escuelas,
tanto en la práctica del control, de lo que se llama en otros lugares también
"supervisión clínica", como en la administración de la garantía de la
práctica que se da desde las Comisiones de la Garantía en las distintas
Escuelas. Se trata aquí de la acción lacaniana dirigida sobre nosotros mismos,
sobre nuestra propia práctica
Pero no es sólo desde el Comité de Acción que se
orienta la acción lacaniana. La serie de Forums, de otros Observatorios creados
en las siete Escuelas de la AMP, y de acciones institucionales de muchos de sus
miembros, dan fe de una gran actividad en cada uno de estos frentes.
3. ¿Está el psicoanálisis en riesgo de extinción?
¿Por qué?
A juzgar por la creciente expansión de la AMP,
nadie diría que el psicoanálisis corra este riesgo. El aumento de miembros y de
practicantes del psicoanálisis de orientación lacaniana es constante y eso es
así en muchos lugares y varias lenguas.
Pero digamos de inmediato que el psicoanálisis
nació con Freud marcado ya por un riesgo de extinción. Es seguramente su manera
propia de existir en una realidad donde la clínica y los discursos que la
tratan cambian, se extinguen y renacen, cada vez de manera más acelerada. Por
ejemplo, a juzgar por las nuevas políticas impulsadas desde EEUU en el campo de
la salud mental, el famoso DSM parece tener los días contados. Se avecina ya
otra clínica —o más bien la falta de clínica— ordenada a partir de los llamados
"marcadores biológicos".
En realidad, Lacan nos avisó ya de que el mayor
riesgo de extinción para el psicoanálisis puede venir dado por su propio éxito,
en la medida que ceda a la demanda de librarse de lo real del síntoma. Véase
por ejemplo la historia del psicoanálisis en los mismos EEUU. En esta
coyuntura, el triunfo de la religión está asegurado, bajo todas sus nuevas
formas.
El riesgo de extinción que más preocupa es sin
embargo el riesgo de extinción de la propia especie humana, una especie que
parece más bien una epidemia, empeñada en curarse de sí misma, del deseo y del
goce que la habita. Y lo peor es que a veces parece que podría conseguirlo.
Pero no hay que ser tan "optimistas". Lo real tiene formas
insospechadas de actualizarse y la dimensión del fracaso es inherente a las
formas de hacerle frente. Se trata, como decimos a veces, de fracasar de la
buena manera ante las nuevas formas de aparición de lo real. Este será por otra
parte el tema del próximo volumen que la AMP está preparando con el producto de
lo que ha sido su último Congreso y que llevará el título de Lo real
puesto al día, en el siglo XXI. Se trata de que los psicoanalistas
mismos sepamos estar a la altura de esta actualización, de que sepamos unir
nuestro horizonte a la subjetividad de nuestra época, como quería Lacan.
4. ¿Podemos pensar la Acción Lacaniana como un
medio del que dispone el psicoanalista de Orientación Lacaniana en el siglo
XXI, para que esto no suceda, cómo?
La respuesta será aquí tan breve como lógica con
lo que acabo de desarrollar: sí, en la medida en que esta acción saque las
consecuencias, con todas sus paradojas, del propio acto analítico tal como
Lacan lo instauró.