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22 de maig 2023

Notas sobre el Goce

 

 

Que suis-Je ? 

Je suis à la place d'où se vocifère que « l'univers est un défaut dans la pureté du Non-Être ». 

Et ceci non pas sans raison, car à se garder, cette place fait languir l'Être lui-même. Elle s'appelle la Jouissance, et c'est elle dont le défaut rendrait vain l'univers.

 

Jacques Lacan. Écrits, Ed. du Seuil, Paris 1966, p. 819.

 

 

Bien enrevesado te parecerá esto, lector. Pero, inocente como crees ser —tanto como creyente—, lo cargas a cuenta del Otro, a cuenta y a cargo del Otro que no existe (Dios, por ejemplo, pero también La mujer). Mejor, pues, que te hagas cargo de ello de una vez, en lugar de seguir creyendo en ello.

 

Veamos:

 

— No se trata de saber quién soy Yo (da igual, "Yo" es siempre un impostor, yo es siempre otro, como dice el poeta) sino qué soy Yo, es decir, qué es mi ser, qué es el Es freudiano (que traducimos del alemán como el Ello), donde Yo no piensa ser, allí donde Yo ya no puede pensarlo.

— Pues, qué eres, no te lo responderá, el Ello que te hace la pregunta a ti, a ti que debes responder, te pongas como te pongas.

— Él te dirá sólo, si sabes leerlo, dónde estás, en qué lugar, en lugar de qué.

—Y te lo dirá desde el lugar, allí donde tú eres sin pensártelo.

— ¿Y qué te dice? Que eres en el lugar de una voz, de un objeto al fin y al cabo, que te habla en voz tan baja como la voz de la razón. Tan baja pero tan insistente también.

- ¿Y qué te dice la voz? (No es sólo que se lo diga a cualquiera, es que ahora te lo dice a ti).

—Dice —es una cita de Paul Valery— que «el universo es un defecto en la pureza del No Ser». Pues sí, es sólo por la voz de Otro que te lo dice. El Otro que no existe, pero que, sin embargo, te habla, que se dirige a ti.

— Es decir, que primero era el No Ser, que, puestos a decir, es como si no fuera nada, nada de nada. No quieras ni imaginarlo, es imposible. Es decir, es real.

— Sólo puedes pensarlo y decirlo en la forma de un mito (como el que sostiene la ciencia misma, mal que le pese; leed, si no, la Física de hoy). Es el mito de lo que era antes del Big Bang, por ejemplo, antes del tiempo, antes de que hubiera "antes" ni "después". Donde ello era —y siempre era— la pureza del No Ser.

— Y después, precisamente después: al No Ser le ha faltado algo. Nada, un pequeño defecto (o grande, ¡vete a saber!), alguna cosa no más, no más, pero más que nada (no-res i res en catalán dicen casi lo mismo).

— ¡Vaya por Dios! Me doy cuenta ahora de que Res (Nada en catalán) se escribe al revés que Ser (en castellano y en catalán). Contingencias de la letra, del ser de la letra a través de las lenguas.

— Y es por este defecto del No Ser que el universo comienza a Ser.

— Y esto es el universo: un defecto en la pureza del No Ser. Una casualidad sin causalidad, dicen hoy los físicos, los de la Física, la mejor ciencia (y quizás la única que merece este nombre).

—Esto es lo que la voz te dice que es el universo, pero no todavía lo que es Yo, ese Yo que ya te habla. Es que te habla desde allí, desde el lugar de un defecto en la pureza del No-Ser.

— Y tiene toda la razón, (mejor dicho, la tiene siempre no-toda, pero suficiente para que lo escuches). Tiene razón porque es sólo desde el No-ser, desde el des-ser, que el ser puede hablarte, como un defecto del No-Ser. Si no fuera así, no te diría nada, no te hablaría. Sólo te habla si lo preservas como tal, como des-ser, como el lugar del ser, vacío. Es sólo por el hecho de preservarse (en francés: se garder) que este sitio te habla, como des-ser.

— Y es este des-ser que hace languidecer al Ser mismo, cualquier ser que sea. Cada ser lleva la marca de este defecto, en el no-ser estando, desde ese sitio estando. (En castellano podemos servirnos de la diferencia entre ser y estar de manera muy eficiente).

— Si este des-ser no fuera, si hiciera falta esa falta misma, entonces el universo sería en vano. La angustia-de-ser es eso: cuando la falta te falta, cuando te hace falta la falta.

— Y ahora démosle el nombre que más le conviene, a ese lugar del ser que te habla, (en voz baja, pero te habla).

— El nombre que más le conviene (si encuentras otro, ya me lo dirás) es éste: "el Goce". En mayúscula (como hacía el poeta Foix): Goce, nombre propio, nada común.

— (Nota: el poeta Enric Casasses te ha propuesto otra traducción en catalán que no es “Gaudi”; prefiere el “Joi” de los trovadores. Piensa en ello, porque dice "Jo-i", es decir, en castellano “Yo-y”).

—Eso sí es, el Goce. Y si no fuera, es el propio universo el que sería en vano. Quizás lo sea, en vano. Sólo que el Goce —el Ello de Freud— no es en vano. Y esto excluye la posibilidad de que el universo sea en vano. Es necesario, pues, que te hagas cargo de él.

— El Goce no es en vano porque se te impone, lo quieras o no, lo sepas o no (de hecho, nunca lo sabes, no del todo, al menos).

— El Goce te exige que respondas, que respondas por él, que te hagas cargo de él. Y es por eso que no es en vano. Y si lo fuera, el universo lo sería también.

— Así pues, es necesario que elijas, que lo decidas, que te decidas. O bien el Goce no es en vano, o bien es el universo el que es en vano.

— Es una elección donde te juegas la vida, sin sentido alguno. Como quien tira los dados al azar y sabe que debe responder por lo que salga. Y debe responder no al azar, sino con determinación, como se suele decir.

—Así pues, del Goce, —del Goce que si no fuera haría vano el universo— de ese Goce que sí es, de este Goce tienes que hacerte cargo, lo quieras o no.

— Esto no es ninguna "metafísica", ni tampoco ninguna tontería, como piensa el cientificismo más cretino, el que hace que la ciencia sea, en definitiva, en vano. Al cientificismo, esto le parece una tontería. A la ciencia no debería parecérselo.

— No es ninguna metafísica, no es tampoco ninguna ciencia posible, no todavía, al menos.

— Es, eso sí, una ética, y muy pragmática. Y también una política. La política del psicoanálisis, al menos.

— Y ahora, si has llegado hasta aquí, si has llegado al lugar desde donde el Goce te habla, desde el des-ser, ahora di.

— ¡Ahora habla! ¡Ahora haz, haz como eres! (En catalán, "Fes com ets" tiene dos sentidos: “Haz tal como eres”, imperativo de "hacer", y “Hendido como estás”, escindido, objeto y sujeto dividido a la vez: a -->$).

 

— Y ahora puedes traducir también este pequeño párrafo de Lacan en tu idioma (Adjunto la traducción al catalán y la traducción conocida al castellano):

 

Què soc Jo?

Soc en el lloc d'on es vocifera que «l'univers és un defecte en la puresa del No-Ésser».

I això no pas sense raó, atès que en preservar-lo, aquest lloc fa llanguir l'Ésser mateix. S'anomena el Gaudi, i és el seu defecte que tornaria va l'univers.

 

¿Qué soy Yo [Je]? 
Soy en el lugar desde donde se vocifera que "el universo es un defecto en la pureza del No Ser". 
Y esto no sin razón, pues de conservarse, ese lugar hace languidecer al Ser mismo. Se llama el Goce, y es aquello cuya falta haría vano el universo. 

 

 

21 de mayo de 2023

23 de setembre 2008

La vida privada de los políticos













El periódico "La Vanguardia" de Barcelona me ha dirigido algunas preguntas sobre el tema de la coherencia y las compatibilidades entre la vida privada y la actividad pública de los políticos, en la perspectiva de realizar una reflexión ética. Van aquí algunas notas comentadas de lo que he respondido.

Hay dos fenómenos relativamente recientes que enmarcan la cuestión:

1) La frontera entre la vida privada y la vida pública se mueve y se va borrando cada vez más. Es un hecho que va a la par de la llamada globalización y es un hecho del que, por otra parte, se goza también privadamente - en la privacidad del espectador de TV por ejemplo-. A la vez, el ideal de este espectador puede ser hoy que su propia vida privada aparezca en la escena pública de esta misma TV. Se goza así del mismo hecho por ambas partes: el que muestra, el que se exhibe, y el que observa. Es un goce banal pero que inunda hoy por igual lo público y lo privado borrando sus límites. Hay en este punto un goce compartido de encontrar lo más privado e íntimo en el escaparate de lo más público, con el escándalo hipócrita que esto implica la mayor parte de las veces.

2) Existe un interés y un uso creciente de la vida privada de los políticos en las campañas. Es cierto que se trata de un fenómeno que en Europa hemos importado de lo peor del moralismo puritano angloamericano. Se dice a veces que aquí en España todavía no ha llegado ese ciclón que barre con cualquier político que no esconda o se apresure a confesar sus posibles pecados privados. Pero, sin duda, es algo que ya ha llegado a nuestras costas y que no hará más que aumentar. Un ejemplo reciente, interesante por la negativa: el de la llamada, por los periódicos, "infanta invisible", la infanta que por su discreción se hace notar tan poco en los medios de comunicación. La noticia de esta última semana, en primera página, ha sido precisamente la noticia de que ella no era noticia, hasta que un acontecimiento más o menos fortuito ha atraído los focos sobre ella.

3) Y un hecho que se constata en las campañas para las elecciones. Un hecho de la vida privada que haya quedado escondido puede descalificar al político en la campaña. Ese mismo hecho confesado en ella puede convertirse en un punto a favor. Así lo entendió, por ejemplo, el alcaldable Bertrand Delanoë al "confesar" su homosexualidad en plena campaña a la alcaldía de París. Así lo ha entendido también el duo McCain - Palin al programar cuidadosamente la noticia del embarazo de la hija de la segunda en plena campaña.
El político de hoy tiene que enseñar, pues, la patita blanca a la opinión pública e incluir siempre en su agenda alguna escena bien calculada de su vida privada. Se añade a esto cada vez más el imperativo de declarar sus condiciones de goce en nombre de una supuesta pureza ética que resulta en un moralismo de rasgos cada vez más sádicos.

Con todo ello se suele disfrazar finalmente el problema verdadero para el político: el del valor de un acto que no debe reducirse a la pura gestión más o menos eficaz de los bienes, según dicta el llamado "estado del bienestar". ¿Cómo devolver su dignidad al acto político? Un político puede argumentar, por ejemplo, su decisión de empezar una guerra contra alguien porque, cito, "Después de todo, este tipo es el que quiso matar a mi papá" (Bush contra Saddam). Es un ejemplo trágico de cómo los fantasmas más íntimos y privados pueden afectar y determinar de manera brutal lo más público y general.

A la pregunta sobre si debe exigirse a un político que sea ejemplo y referente ético para sus conciudadanos, el psicoanalista puede responder con lo que aprende de su propia experiencia. Lo que es esperable de él es que haya llegado a cierto saber y distancia de sus propios fantasmas, un saber y distancia suficientes como para no poner en acto esos fantasmas "de forma inconsciente", como se suele decir, a la hora de sostener su acto. En esto debería ser, en efecto, ejemplar y ser un referente ético. Pero eso poco tiene que ver con el imperativo actual de confesiones obligadas de la intimidad, confesiones destinadas a alimentar los fantasmas, lo que se suele llamar el "morbo", privado y público de los ciudadanos anónimos.