25 de gener 2010

Los clásicos lacanianos de la psiquiatría


La clínica psicoanalítica - que llamamos del "caso por caso" para señalar la singularidad del sujeto que trata - es heredera de la clínica pisquiátrica del siglo XIX y XX*. Es difícil hablar hoy de la existencia de una “clínica psiquiátrica”. Hay quien sostiene que esa clínica, centrada en la descripción del detalle clínico y de la construcción de las grandes entidades nosológicas, terminó hace ya un tiempo y que la implantación del manual del DSM (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders), el “Manuel diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales”, firmó a finales del siglo pasado su acta de defunción. Hay incluso quien señala que la tesis del Dr. Jacques Lacan del año 1931, la famosa tesis sobre el Caso Aimée (De la psicosis paranoica en sus relaciones con la personalidad) fue, de hecho, la última gran tesis hecha en psiquiatría, una clínica que tuvo sus mejores momentos entre la fenomenología y la clínica estructural.

La evaluación del trastorno mental sustituye hoy la clínica del síntoma, “de la envoltura formal del síntoma” (para retomar la expresión del propio Lacan) que sigue orientando al psicoanalista. Es llamativo que una fórmula como “trastorno mental” (mental disorder), introducida de hecho como una mala solución para designar las formas del sufrimiento psíquico, se haya convertido finalmente en la designación "normal" que impone las formas de evaluación y tratamiento en todos los registros de la salud mental. En la introducción del propio Manual del DSM, escrito por su Comité elaborador, puede leerse (p. 21): “El problema planteado por el término trastornos ‘mentales’ ha resultado ser más patente que su solución y, lamentablemente, el término persiste en el título del DSM-IV, ya que no se ha encontrado una palabra adecuada para sustituirlo (…) Debe admitirse que no existe una definición que especifique adecuadamente los límites del concepto ‘trastorno mental’. El término ‘trastorno mental’, al igual que otros muchos términos en la medicina y en la ciencia, carece de una definición operacional consistente que englobe todas las posibilidades.”Aún así, es con esta brújula sin norte que se siguen construyendo y ampliando las clasificaciones cada vez menos operativas del DSM y proponiendo los tratamientos correspondientes donde la escucha y la interpretación del sujeto del síntoma no pueden ya tener lugar.
Hoy, en un momento en que el psicoanálisis se confronta a una extensión cada vez mayor de una ideología de la evaluación generalizada que  impregna la “gestión” – y no ya la clínica – de la salud mental,  nos parece de un interés especial el estudio de las referencias lacanianas a la psiquiatría clásica. Autores como Jules Séglas, Robert Gaupp, Gaëtan Gatian de Clérambault, Emil Kraepelin serán tratados en este ciclo de conferencias junto al propio Jacques Lacan del caso Aimée o el Sigmund Freud del caso Schreber, para retomar lo mejor de una clínica cuyo conocimiento nos parece capital en el tratamiento de la singularidad del sujeto psicótico y, por ende, del sujeto mismo de la experiencia analítica.


* Presentación del ciclo de Conferencias Clínicas del Instituto del Campo Freudiano, realizadas en la Sección Clínica de Barcelona durante el curso 2010.

2 comentaris:

Vicent Llémena i Jambet ha dit...

¿Qué es lo que queda de la antigua psiquiatría? ¿de los Charcot o Freud? la psiquiatría se ha convertido en la compensación del síntoma sin atender a la raíz de la situación que no enfermedad, la psiquiatría se parece mucho a la farmacología, no es ya más que eso.
Es importante el psicoanálisis como lo es, fuera distancias, y lo digo muy alto, fuera distancias, como lo es el cura que nos escucha y oye nuestro padecer a la vez que nos poda nuestro discurso cosa que el cura lamentablemente no puede hacer. Se ha perdido la escucha comprometida, y ya sé que el psicoanalista no escucha a la manera clásica, ya nadie, salvo el psicoanálisis, escucha ni se compromete a dar un consejo condescendiente y razonado. ¿No le parece señor Miquel?

Miquel Bassols i Puig ha dit...

Es cierto que el médico, el psiquiatra, el psicólogo, el psicoanalista... han heredado el lugar de transferencia que tenía, y tiene en muchas ocasiones, el sacerdote. Pero es el psicoanalista el que hace un uso determinado de este lugar, no por la sugestión, la coerción inducida o por la administración de la penitencia, sino por la función de la interpretación que siempre debería ir a contracorriente de esos efectos. En este punto, la clínica psicoanalítica es la única que tiene en cuenta los efectos de la transferencia.