Cuando abordamos la cuestión de las investigaciones sobre el autismo y repasamos la literatura existente nos damos cuenta enseguida de varias problemáticas*:
1. La dificultad para acotar de manera clara y precisa los límites que definan este cuadro diagnóstico. De ahí que se haya ido imponiendo el término de TEA, Trastorno de Espectro Autista, que abre en efecto un amplio espectro de fenómenos clínicos, más o menos diversos. Son fenómenos que tienen un punto en común, las serias dificultades para establecer y soportar el vínculo con el otro, pero son también fenómenos que muchas veces son sindrómicos, es decir secundarios con respecto a otras patologías. De modo que no parece haber un acuerdo general sobre el campo que recubre el término autismo. A ello se añade la falta de un consenso sobre las causas del autismo desde cualquiera de las perspectivas que lo abordan y tratan. Lo más claro que podemos decir es que el autismo sigue siendo un enigma del que aprendemos cada día algo nuevo.
2. La dificultad para considerar la evolución del autismo desde la infancia y más allá de la adolescencia, en la vida adulta. No solo faltan estudios claros y serios sobre este punto sino que se suele dejar de lado una cuestión de capital importancia: el tratamiento y el destino de los sujetos afectados de autismo en la edad adulta. Parecen tener derivaciones muy distintas: desde la debilidad mental, hasta la cronificación de cuadros que van desde la esquizofrenia hasta otras formas de psicosis. En este sentido, es interesante considerar los casos en los que el sujeto ha encontrado una forma sintomática, construida de una u otra manera, que le permite cierta actividad y una vida, a veces no sólo soportable sino con un funcionamiento muy efectivo, de “alto nivel” como se suele decir. El estudio de casos de este orden nos enseñan siempre que el sujeto ha podido construir su forma sintomática de una manera absolutamente singular, sin un plan previo establecido y siempre a partir de lo que llamamos, desde la orientación psicoanalítica, un “objeto autista”. En este sentido, el psicoanálisis ha podido construir, a partir del trabajo con este “objeto autista”, una forma de tratamiento posible que sí tiene en cuenta la vida del sujeto más allá de la adolescencia.
Las investigaciones sobre el autismo pueden entonces orientarse con esta brújula que el psicoanálisis considera de la manera mas singular para cada sujeto.
* Presentación, en el Forum internacional Autismo y Política, celebrado en Barcelona el 6 de Abril de 2018, de la mesa en la que participaron:
— Cristina Molina: Directora del Plan de salud mental de la Generalitat de Catalunya.
— Antoni Dedeu: Presidente de la Agència de Qualitat i Avaluació Sanitàries de Catalunya.
—Jean-Daniel Matet: Psiquiatra, psicoanalista de la Ecole de la Cause freudienne (París).
— Éric Laurent: Psicoanalista de la Ecole de la Cause freudienne (Paris) y ex-presidente de la Asociación Mundial de Psicoanálisis.
He trabajado hace muchos años con chicos con autismo y también con algunos adultos
ResponEliminaEs casi mágico lo que les pasa. Todos tienen un don especial que quizás el resto de nosotros no tenemos
un abrazo