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04 de desembre 2017

Serge Cottet, siempre éxtimo














La amarga noticia del fallecimiento de nuestro colega Serge Cottet me encuentra en Buenos Aires con los colegas de la EOL. Me sacuden entonces un par de flashes.

El primero: un día de 1984 en Barcelona, en “Tejada”, el bar de tapas al que solíamos ir con el docente invitado del Seminario del Campo Freudiano antes de acompañarlo al aeropuerto y después de un par de días de intenso trabajo. Esta vez habíamos invitado y conocido en persona por primera vez a Serge Cottet. Era el lacaniano más freudiano de los lacanianos, y seguramente también el más freudiano de los freudianos. Con su precisa lectura de los textos de Freud había sabido pescar allí qué era el deseo del analista para desarrollar un trabajo que sirvió de brújula a varias generaciones. Habíamos asistido a un excelente Seminario y conversábamos ahora, entre lonchas de jamón de jabugo y gambas al ajillo, sobre las partitas de Bach para violín, sobre las distintas y mejores interpretaciones que él conocía tan bien. Debajo de la mesa, su bolsa siempre un poco desordenada, llena de libros que arrastraba de un lado a otro. 

Serge Cottet: agudo lector que sabía hacer responder al texto por las preguntas que plantea.

El segundo: un día del año 2000 en la Universidad de Paris 8, en la defensa de mi tesis sobre Ramon Llull. Serge Cottet formaba parte del Jurado ante el que yo intentaba desarrollar la lógica de la psicosis en la obra de aquel “místico del lenguaje”, tal como él lo calificó de modo tan pertinente. Después de desgranar su precisa lectura como “solución elegante del sujeto”, lanzaba la pregunta-aguijón con cierta ironía: “¿usted cree que aquel hombre escapó con su obra a su destino mortal de mártir del inconsciente?” 

Serge Cottet: incisivo lector que sabía plantearte las preguntas que no te habías hecho y cuya respuesta, sin embargo, ya estaba ahí a punto de decirse.

Al año siguiente, los docentes de la Sección Clínica de Barcelona escogimos a Serge Cottet como director “éxtimo” de un Seminario Interno que siempre lamentaremos que no durara más tiempo del que duró.

Gracias, estimado Serge, por tus enseñanzas y por tu constante presencia que ya echamos a faltar.

Miquel Bassols

Buenos Aires, 3/12/2017

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